Mamá

Tu dolor me trajo a este mundo y tu sangre todavía corre en mi. Desde que llegue a este mundo fuimos desconocidos y aun así me quisiste. Me guiaste y me ayudaste sin pedirte nada. Mi deuda contigo es infinita, tanto como el cariño que siento por ti. Eres la sombra que me cobija y el sol que me alumbra. Eres la primera mujer que ame, mi amiga fiel e incondicional. Tu mujer, a la cual tuve la suerte de llamarte mamá.

Un saludo a todas ellas: las que son y serán, a las que están acá y más allá, a las que sus hijos también abandonaron estas tierras y a las que han formado más madres. Y también a las que se hicieron madre a la fuerza. A todas ellas y a su amor infinito e imperecedero.